Cuenta la mitología que Zeus, como signo de bendición y regalo a los hombres, ordenó la creación de la primera mujer. Varios de los dioses del Olimpo participaron en la obra: Hefesto la moldeó, Afrodita le concedió la belleza (cosa que solo algunas sucesoras llegaron a heredar, jeje), Hermes la equipó con la persuasión... y tras todo ello, decidieron llamarla, Pandora.
Una vez concluida la obra, Zeus le entregó a Pandora una caja llena de dones y bendiciones con los que hacer más feliz y llevadera la vida a los mortales. Accidentalmente (si la curiosidad puede llamarse "accidente"), Pandora abrió la caja, escapándose de este modo los dones que llevaba dentro de vuelta al Olimpo. Al ver esto, Pandora se apresuró a cerrar la caja, quedando tan solo dentro de ella, la esperanza.
Es por eso, que ese único don que permanece dentro de la Caja de Pandora, resulta tan vital a la hora sobrellevar las penurias de la vida, y desde ese mismo momento, empezó a decirse que "la esperanza, es lo último que se pierde".
En estos tiempos que corren, el secreto de la Caja de Pandora y su tesoro, son aún más vitales que nunca. Por mucho que pase, por muy mal que nos vayan las cosas, hay que pensar que en algún lugar del universo, Pandora sigue guardando nuestra esperanza, para no desfallecer jamás.