YO, EL PADRINO.

Ya está cercano el día. Se aproxima el momento en el que yo mismo me convertiré en aquello que tanto popularizó Marlon Brando en la mítica y extraordinaria saga de cine. Está próximo el momento en el que yo mismo me convertiré en EL PADRINO.

Sentimiento de alegría, cariño, honor, responsabilidad, orgullo... todo unido bajo un mismo nombre al que espero no defraudar nunca: Raquel.

Hace unos días, mi hermana y mi cuñado me preguntaron si querría aceptar ser el padrino de su primer hijo. Me preguntaron si yo aceptaría el hecho de ser la persona que cuidara, educara y ayudara a caminar en caso de faltar ellos, al mayor y más grande tesoro de sus vidas. Confiaron en mí para compartir lo mejor que una persona puede dar a este mundo, una nueva vida que vivir.

Finalmente será una niña. Una linda princesa que ya quiero con locura aún antes de nacer, un ángel que batirá sus alas en el cielo de mi alma hasta el final de mis días. Sus padres podrán estar tranquilos, porque "el padrino" hará siempre lo que esté en su mano para que su hija esté lo mejor posible.

Corren tiempos difíciles, Raquel llegará al mundo en medio de una crisis, con los asesinatos, violaciones, malos tratos, guerras, odio, engaños.... pero para eso estaremos nosotros a su lado, para hacer de escudos en todo cuanto podamos, y guiarla hacia las cosas realmente bellas de la existencia, porque por muy mal que lo pasemos en esta vida, por muchos malos tragos que tengamos que beber y muchos sufrimientos que sufrir, llegada la hora de abandonarla siempre nos parece que es pronto. No conozco a nadie que se arrepienta de haber nacido, así que, Raquelina... ocupate de venir tranquila y bien, que los que te queremos estamos aquí esperándote.

Para terminar, le doy las gracias a mi hermana y cuñado por pensar en mí, por creer que yo puedo ser la persona idónea para cuidar de su hija, por decidir que comigo, su tesoro estaría a buen recaudo. Pondré todo mi empeño en no defraudaros. Que así sea.