Tengo que reconocer, que la entrada de hoy nace del más profundo cansancio. Todo comenzó, allá por el lejano verano en que tuve la brillantísima idea (jamás a nadie se le ocurrió algo mejor) de comprarme un móvil de esos chulos... ese típico caprichito que te das muy de vez en cuando para confirmar que no vives para trabajar, sino que trabajas para vivir.
Al principio, todo son facilidades... claro... y más en mi caso, que era una portabilidad, pero ¡ay amigo!, fue pasar unos días, y la primera avería la tenía en la puerta de mi casa metida en un cestillo y con el chupete en la boca.
Llevo el inventito del señor Grahamm Bell (si no se escribe así, pues na) a la tienda, y a las tres semanas me dan uno nuevo por estar en garantía. Hasta ahí todo aceptable, ¿no?. Pues nada, al mes y pico, la misma avería toca a mi puerta, esta vez ya no en forma de bebé con chupo, sino como un crío de esos que llevan el tirachinas en el bolsillo de atrás del pantalón... lo llevo a la tienda de los horrores, y vuelven a llevarme el móvil al famoso "servicio técnico". Pasan tres semanas (que si la canción dice "que 20 años no es nada, imagínate tres semanas, como para quejarse), y me vuelve el móvil con la puntilla en el informe "tras pasar todos los controles de calidad...".. total, que me pongo a probarlo y directamente veo que todo sigue igual. Es en ese punto donde la cosa ya se pone interesante, ya que tras negarme a la supersolución que me proponen (enviarlo al servicio técnico por enésima vez) les marco una queja en el libro de reclamaciones que no se la salta un gitano. Tras esto, me dan como solución el enviarle a un responsable de zona para que lo vea y me de la opción de coger uno nuevo. Les reitero que no quiero que lo manden al p... servicio técnico, y tras jurarme y perjurarme que no lo harán,... ¿adivinan los lectores dónde fue a parar el móvil más viajero de la historia?, eso es, sabía que érais listos: al servicio técnico.
Otras tres semanitas (y ya van.. ¿cuántas?) para que me llegue y directamente ni me encienda.. sí, no es una novela de ficción, es mi maravillosa experiencia en el apasionante mundo de la telefonía móvil.Total, que tras amenazar con una segunda queja, la gerente de zona de vodafone me llama y me dice que tras mucho pegarse con Nokia, al final logró que me mandaran uno nuevo que recibiré en un par de días. De esto hace ya una semana (¿pero qué es una semana en comparación con la historia del universo?, nada... pues eso).
Total, que el que tiene un problema con el móvil es como si tuviera un grano en el culo, pero un grano de esos rojos que no puedes sacarte y que recuerdas siempre cada vez que te sientas. Es como predicar en el desierto a cuatro palmeras y una piedra, así que me da la sensación, de que aún me queda mucha tela que cortar, y muchas mentes que cocer. Enfín, ajo y agua.